La reforma de 2008 en materia de sistema penal mexicano produjo que los docentes de dicho tema tuvieran que buscar otros métodos para que los alumnos adquirieran las nuevas habilidades y conocimientos requeridos para operar como defensores y fiscales en los sistemas de justicia penal y para entender las funciones de jueces, peritos, víctimas y procesados. Lo anterior se debió a que dicha reforma constitucional significó la institucionalización de un proceso penal oral con principios como la inmediación, publicidad, contradicción, concentración y continuidad; además, se creó como derecho a todo justiciable la posibilidad de acceder a la justicia restaurativa en aquellos delitos que se encuentre permitido. Ambas formas de solución de conflictos, sin embargo, representaron un reto para las escuelas y facultades de derecho, pues en ellas predominaba una pedagogía de enseñanza tradicional donde se valoraba principalmente la verbalización, la memorización y la asistencia a clases, prácticas que solo fortalecen las cualidades de un sistema basado en la formalidad, la escritura y la aplicación irrestricta del texto de la ley, lo cual dificulta la generación conocimientos, habilidades y destrezas útiles para que los estudiantes se desenvuelvan con éxito frente al nuevo sistema penal. Por eso, en este documento se muestra la experiencia de aprendizaje desarrollada en la Facultad de Derecho de la UNACH, donde se implementó un moot court que abarcara no solo el área de del litigio oral en materia penal, sino también la justicia restaurativa a través de la enseñanza de las técnicas de mediación en dicha materia. Esto significó realizar actividades extracurriculares, ya que el plan de estudio no contemplaba estrategias para fomentar habilidades y destrezas como la expresión y argumentación oral, el empleo del método de casos y, sobre todo, el uso de la ley en casos concretos mediante la interpretación, la analogía y la integración de hechos, normas y juicios para resolver problemas legales. En ese orden de ideas, el concurso interno en litigación oral y el correspondiente sobre técnicas de mediación, ambos en materia penal, significaron un verdadero parteaguas no solo para la Facultad de Derecho y la UNACH, sino también para otras instituciones de educación superior que encontraron en esta metodología la forma de hacer que sus estudiantes entendieran la práctica legal mediante los concursos internos.